Cuando llegas, siendo adulto, a un país donde la población local tiene sus familias y sus amigos de toda la vida es que acabas rodeándote de otros migrantes: porque los conoces en el trabajo, en los cursos del idioma local, en yoga o en el gimasio y además todos están buscando conocer gente para hacer algo que no sea trabajar, que es a lo que hemos venido (y para lo único que se nos quiere, para trabajar y que no se nos vea ni se nos escuche).
Los autóctonos, con su vida montada, tienen una cita con su novia, una cena con amigos o el cumpleaños de su abuela. Tienen su ocio y sus necesidades de contacto humano resueltos. Pero los #migrantes no, estamos muy solos muchas veces y acabamos formando piña porque compartimos experiencias, necesidades y a veces hasta idioma.
Así que si alguien habla de #guetos y de "hay que ver que no se #integran", hablan sus prejuicios y su profundo desconocimiento de la realidad #migrante.
El tema de llegar a un sitio y vivir en el único sitio (periférico) donde consigues un contrato de alquiler porque la gente no se fía de los extranjeros, lo dejamos para otro día.