¿Sabían que la Torre Latinoamericana de la Ciudad de México, inaugurada en 1956, fue el primer rascacielos en el mundo en ser construido con una tecnología de cimentación basada en pilotes de acero profundamente anclados, diseñada para resistir la actividad sísmica de un suelo lodoso?
El diseño estructural fue liderado por el ingeniero mexicano Leonardo Zeevaert, quien, en colaboración con el consultor de la Universidad de Illinois, Nathan M. Newmark, implementó un sistema de 361 pilotes de acero que se hunden a 34 metros de profundidad hasta alcanzar la capa sólida de la ciudad. Este sistema no solo soporta el peso de las 25,000 toneladas del edificio, sino que permite que la estructura actúe como un casco de barco, "flotando" y moviéndose en armonía con las ondas sísmicas en lugar de oponer resistencia rígida.
La eficacia de esta ingeniería fue puesta a prueba de manera definitiva durante el terremoto de 1957 (de magnitud 7.8), apenas un año después de su inauguración. Mientras otros edificios colapsaron, la Torre Latinoamericana permaneció intacta, lo que le valió el premio del Instituto Americano de la Construcción de Acero por ser el edificio más alto en sobrevivir a un sismo de tal magnitud. Hasta el día de hoy, su estructura ha resistido más de tres terremotos mayores (1957, 1985 y 2017) sin sufrir daños estructurales, consolidándose como un estándar global de la ingeniería antisísmica.
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